La artritis psoriásica es una enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones, además de otras estructuras del sistema musculoesquelético (columna vertebral, tendones, etc.), que cursa con dolor, hinchazón, calor, dificultad del movimiento, y que desarrollan en torno al 15% de los pacientes con psoriasis en la piel.
Según la academia Americana de Reumatología, la artritis psoriásica en general aparece en personas con psoriasis cutánea, pero puede producirse en alguien que no tenga esa afección, en particular si tienen parientes con psoriasis.
Se trata entonces de una enfermedad extremadamente compleja, multifacética, debilitante e inmunomediada que puede afectar a los pacientes de muchas maneras, tanto mental como físicamente, con una amplia gama de síntomas que van desde la inflamación y los sarpullidos hasta el daño óseo e incluso la depresión y la fatiga.
Elsie Muriel es una paciente afectada tanto por la psoriasis como por la artritis psoriásica, las cuales padece hace ya bastante tiempo.
«En los 90 sufrí la muerte de mi papá y mi divorcio, situaciones de estrés que probablemente sacaron a luz mi condición”, refirió Elsie al comentarnos sobre los inicios de la condición que años después provocara que sufriera además la artritis psoriásica, condición que desarrolla solo entre el 10 y el 30% de las personas con psoriasis.
Los primeros síntomas se evidenciaron en su cuero cabelludo y paulatinamente la psoriasis se fue expandiendo a su rostro, codos y rodillas. Al trascurrir los años Elsie percibía que los síntomas también incluían dolor en sus articulaciones, especialmente las manos, e hinchazón. Sin embargo, no fue hasta que encontró un grupo de apoyo que le ayudaría en el manejo de su condición, que sospechó que también podría tener artritis psoriásica.
“Encontré en la Asociación de Psoriasis de Puerto Rico un grupo de apoyo. Allí, en una de las charlas, hablaron sobre artritis psoriásica y sus síntomas. Fue cuando supe que debía ir también a un reumatólogo”, comentó Elsie.
Efectivamente, luego de hacer los exámenes correspondientes, ella fue diagnosticada con esta segunda condición.
El apoyo de la Asociación de Psoriasis de Puerto Rico
Elsie confiesa que para ella el manejo de la condición fue muy difícil, hasta el punto de dejar su medicación y dejar que la enfermedad progresara. El dolor y el picor resultaban cada vez más incapacitantes.
Sin embargo, cuando encontró la Asociación de Psoriasis de Puerto Rico, descubrió que no estaba sola; y que había un espacio para que personas como ella, con la misma condición, compartieran sus experiencias.
“Me di cuenta que había mucha gente que padece psoriasis. Entonces decidí unirme al grupo. Participamos en varias actividades todos los años, nos reunimos vamos a diferentes pueblos, damos charlas para orientar a las personas”.
Allí conoció gran parte de las recomendaciones de vida que actualmente todavía tiene en cuenta Elsie para lograr una mejor calidad de vida. Desde los tratamientos que usa hasta los jabones y cremas que más le favorecen para controlar la psoriasis.
Y, aunque recientemente su condición se vio exacerbada por suspender la medicación debido a una cirugía, Elsie se siente feliz de haber encontrado finalmente -después de tanto tiempo- la combinación más eficaz para ella. Según comenta, sus niveles de la condición se encuentran controlados.
“Yo voy a seguir luchando tomó los medicamentos porque no quiero llegar a sentir lo que sentía antes”, precisó.
Para ella, la Asociación de Psoriasis de Puerto Rico es un espacio idóneo, donde se siente comprendida e identificada.
¡La psoriasis no se pega!
Elsie resalta que, aunque ella no ha sufrido directamente la discriminación, es consciente de que muchas personas como ella sí la padecen.
“Las personas te miran, te preguntan. Muchas personas desconocen de qué se trata. Por eso, para mí es emocionante dar mi testimonio. Te sientes bien porque muchos aprenden, te escuchan y sabes que ellos sienten lo mismo, porque también tienen la condición”.
Resalta además que debemos orientar más a la población:
“Que las personas sepan que podemos darles un abrazo y no les vamos a pegar la psoriasis. ¡La psoriasis no se pega!
Finalmente, enfatizó la importancia de que las personas con estas condiciones se orienten, busquen ayuda familiar, de la comunidad y de grupos de apoyo.