Lynn Arrieta y su batalla cotidiana con la migraña
La migraña, más que una simple cefalea, se presenta como un fenómeno complejo que trasciende lo físico, permeando distintos aspectos de la vida diaria. Este trastorno neurológico, caracterizado por dolores de cabeza pulsátiles y a menudo acompañado de náuseas y sensibilidad a la luz, no solo afecta el bienestar físico, sino que también deja una marca profunda en la calidad de vida de quienes la padecen.
Para Lynn Arrieta Sepúlveda, residente de esta realidad médica desde su juventud, la migraña ha sido una compañera de vida constante, evolucionando y manifestándose en diversas formas a medida que el tiempo avanza.
«En mi caso, las experimenté desde joven, y conforme pasa el tiempo, han ido aumentando», compartió recientemente Lynn con BeHealth, resaltando la progresión de su experiencia con la migraña. Este viaje comenzó en sus días escolares, cuando episodios desconcertantes de caídas inexplicables dejaron a Lynn y a su entorno perplejos. «Comenzó desde mi época escolar, me caía y no sabía por qué. Con el tiempo, el médico diagnosticó mediante exámenes, y definitivamente era migraña», explicó Lynn, ilustrando la odisea diagnóstica que muchos pacientes enfrentan.
La migraña, según Lynn, no es simplemente un dolor de cabeza. Es un torbellino de síntomas que varían de persona a persona. «Cada uno de nosotros reacciona de manera diferente a estas condiciones; algunos experimentan vómitos, otros mareos. En mi caso, los síntomas afectan principalmente la cabeza, generándome desesperación. Cuando se desencadenan, me siento desorientada y recorro el ritual de aplicarme hielo para aliviar el malestar», describió Lynn.
La frustración y la impotencia son emociones familiares para quienes viven con migraña. A pesar de los numerosos tratamientos probados, Lynn admite que el control total sobre la condición es esquivo. «Es algo que no puedo controlar completamente, a pesar de haber probado medicamentos. En esos momentos, encuentro tranquilidad temporal, y en otras ocasiones, puedo llevar una vida más controlada y realizar ciertas actividades», reflexionó.
La migraña, según la analogía de Lynn, es como un huracán con diversas categorías, cada episodio llevando consigo una intensidad única. El estrés, señala, actúa como un exacerbador, influyendo en la frecuencia y la gravedad de sus migrañas. «Personalmente, tengo un medicamento que me inyecto una vez al mes. Además, tengo otro medicamento que sirve como complemento, es preventivo, y ‘cuando siento esa sensación en la cabeza, debo tomarlo automáticamente’. Si persiste, puedo tomar otro, pero no más de dos en total», compartió.
El espectro de desencadenantes de la migraña es amplio y diverso. En el ámbito de las migrañas, algunas personas encuentran que ciertos alimentos pueden desencadenar episodios. Aunque Lynn ha explorado diversas alternativas, desde remedios caseros hasta hierbas, lamentablemente, ninguna parece brindar un alivio constante.
«Ahora vivo con migraña al menos una vez al mes», admitió Lynn. Sin embargo, a pesar de los desafíos, mantiene una actitud positiva. «Mantengo una actitud positiva. Siempre trato de mantenerme en un tono ligero, incluso en situaciones difíciles. Creo que es importante mantener el sentido del humor», destacó, revelando su enfoque resiliente hacia la vida.
Cuando la migraña gana la batalla, Lynn recurre al autocuidado para encontrar consuelo. «Cuando pierdo contra la migraña, lo que hago es tomarme mi tiempo en casa, encontrar un espacio para meditar. Aunque a veces no puedo, entonces recurro a la música suave para ayudarme a relajarme», compartió.
Lynn se aferra al poder de la positividad y la autodeterminación. «Somos nosotros quienes tenemos el control. Estaremos aquí, enfrentando las situaciones con una actitud positiva. Siempre procuramos evitar lo negativo y, por supuesto, lidiar con ello de la mejor manera posible», proclamó Lynn, ofreciendo un mensaje de fortaleza y esperanza para aquellos que enfrentan desafíos similares.
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