El internet de alta velocidad es clave para la salud, pero muchos carecen de este servicio
Si usted vive en el vecindario adecuado, y tiene los medios para obtenerlo, podría pensar que el internet de alta velocidad es una forma muy cómoda para ver series completas de televisión o hacer videollamadas que le permiten trabajar desde su casa. Podría dar por hecho que todos tienen acceso a esta comodidad.
Este servicio también es un método vital para brindar atención médica que millones de personas no alcanzan.
«Se considera que la telesalud es una nueva y excelente herramienta», dijo Angela Siefer, directora ejecutiva de la Alianza Nacional de Inclusividad Digital, grupo sin fines de lucro de protección de derechos basada en Columbus, Ohio. «Pero, en realidad solo es excelente para ciertas personas».
La gente necesita tener banda ancha en su casa para poder recibir la señal de una sesión de telesalud. Necesitan aparatos que puedan operar las aplicaciones correspondientes y necesitan los conocimientos digitales necesarios para operarlas bien. «Si falta cualquiera de estos elementos, la herramienta no le resulta tan fantástica a esa persona», dijo.
El Dr. Howard M. Julien, profesor asistente de medicina clínica de Penn Medicine en Philadelphia, sabe lo importante que puede ser la conexión. Durante el pico inicial del coronavirus en su ciudad, «todos los servicios de nuestro consultorio se dieron por telemedicina durante varias semanas».
Millones carecen de este servicio
El internet de banda ancha permite transmitir video interactivo para que el médico y el paciente se vean mutuamente, para que los doctores compartan resultados de los estudios médicos y hasta para llevar a cabo partes de un examen físico. También permite que los pacientes hagan preguntas rápidas en forma protegida sin tener que acudir a las instalaciones médicas y permite que los médicos monitoreen a sus pacientes en tiempo real. Puede incluso llegar a lugares donde hay pocos médicos.
Sin embargo, la comunicación audiovisual «es solo tan firme o fuerte como la conexión de internet y el acceso que tengan los pacientes y las personas al internet de alta velocidad», dijo Julien, quien también es cardiólogo en el Corporal Michael J. Crescenz VA Medical Center.
La realidad es que millones de personas carecen de este servicio.
El total se desconoce. Los estimados indican que de 19 millones a 42 millones de personas en Estados Unidos no tienen acceso a internet de banda ancha, de acuerdo con un artículo editorial sobre la telemedicine de coautoría de Julien y publicado en el boletín Circulation de la American Heart Association el pasado mes de junio.
Siefer dijo que su grupo usa una cifra conservadora basada en las estadísticas del censo para mostrar que 18 millones de hogares estadounidenses carecen de servicios de banda ancha, los cuales incluyen teléfonos móviles. De esos, 4 millones viven en áreas rurales y 14 millones en zonas urbanas.
Generalmente, los vecindarios predominantemente negros son los más afectados. Un informe de la Brookings Institution, que Siefer ayudó a redactar, indicó que los vecindarios predominantemente blancos tenían banda ancha con una tasa promedio de adopción de aproximadamente un 84%, mientras que esa tasa bajaba a solo un 67% en los vecindarios predominantemente negros.
El informe indica que, aunque los hogares de estadounidenses de origen asiático, latino e hispano tengan tasas de adopción por arriba del promedio nacional, en cuanto a los servicios de banda ancha, otros estudios han encontrado disparidades. Por ejemplo, estadísticas de 2019 del Pew Research Center indican que los adultos hispanos muestran menores probabilidades de tener banda ancha en su hogar comparados con sus pares de raza negra y blanca.
Las comunidades de bajos ingresos también se encuentran en desventaja
«El servicio de banda ancha es caro», dijo Siefer. Los aparatos también. Entonces, entre más bajo el ingreso de la persona, más limitado será su plan de datos.
Además, el costo no es el único problema. También se trata del acceso. A menudo quedan excluidos los vecindarios urbanos pobres y las zonas rurales. «No existe infraestructura y les es imposible adquirirla, o quizás existe pero es demasiado cara», agregó.
La política juega un papel. En algunos lugares han tenido éxito los proveedores de servicios de propiedad comunitaria, pero muchos estados los restringen debido a que las empresas privadas se oponen a la idea de que exista acceso respaldado por el gobierno, el cual perciben como competencia. Esta primavera, una encuesta del Pew Research Center encontró que aun cuando casi la mitad de los adultos estadounidenses dijo que el internet ha sido «esencial» en lo personal durante la pandemia, un 62% no piensa que el gobierno federal deba hacerse cargo de asegurar que todos los hogares tengan conexión de internet.
Siefer agregó que la nueva tecnología, como las redes de 5G, no resolverá el problema. Los vecindarios más ricos verán las mejoras primero y todos necesitarán aparatos nuevos para aprovecharlas.
Aunque no se han llevado a cabo estudios más detallados para encontrar soluciones, Julien dijo que existe una gran cantidad de ideas. Las empresas podrían recibir incentivos para conectar las áreas remotas.
En lo que eso sucede, «Los sistemas de salud pueden establecer puntos intermedios con núcleos de conexión ente el sistema médico y el ambiente rural», dijo. Los lugares como iglesias o espacios públicos pueden servir como sedes para que las personas acudan con sus aparatos y se conecten al internet para verse con sus proveedores.
Siefer dijo que repartir equipo portátil inalámbrico para conectarse a internet puede ser «una solución de muy corto plazo. Esos equipos son caros, pero también fáciles de configurar».
Siefer felicitó el esfuerzo público y privado reciente de $50 millones que proporcionó Chicago Connected, el cual brindará banda ancha y capacitación a familias de esa ciudad.
También advirtió que las soluciones no deben hacerse parte por parte, agregando que en algunos lugares, las escuelas dirigen el esfuerzo para proporcionar aparatos y acceso a conexión de banda ancha. Sin embargo, a menudo esos aparatos son para uso escolar exclusivo y su configuración impide que familia instale aplicaciones de telemedicina.
Siefer desea que la industria de servicios médicos entre a ser una mayor parte de la conversación. «Muchos médicos y personas bien intencionadas hablan acerca de las apps y las soluciones técnicas que se están creando para resolver los problemas, pero no reconocen que hay personas que no las pueden utilizar» porque no pueden entrar al internet o por que no se les han impartido los conocimientos digitales que los que tienen regular a servicio de alta velocidad dan por hecho.
Eso debe cambiar, dijo, porque algunas de las personas con mayor riesgo de padecer casos graves de COVID-19 son los mayores, los afroamericanos y, posiblemente, personas que viven en pobreza. Se trata de personas que podrían beneficiarse de la medicina pero que no pueden conectarse a esta.
«No podemos seguir esperando soluciones mágicas de tecnología», agregó. «Necesitamos resolver esto ahora mismo».
Nota del editor: Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.
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Fuente: American Heart Association News